restos arqueologicos del ecuador
Ecuador posee gran riqueza cultural e histórica que puede ser
evidenciada a través de los espacios arqueológicos, muestra del legado
cultural que dejaron los antiguos pobladores de este territorio desde el
11.000 a.C.
crédito: inyar
Los hallazgos arqueológicos del Ecuador se ubican dentro de
las siguientes categorías de tiempo, que constituyen la historia
aborigen del país y su desarrollo sociocultural hasta antes de la
llegada de la colonización española que irrumpió este proceso autónomo.A breves rasgos, el primer período es el Paleoindio o Precerámico, en el que se ubican algunos de los centros arqueológicos que mencionamos más adelante, tales como el Inga o La Vega. La evidencia arqueológica permite afirmar que nuestra historia comienza hace unos 11.000 años, un periodo en el que el país ha salido ya de una de las épocas más frías de la glaciación y comienza a entrar en un proceso de mejoramiento climático. El hombre del paleoindio ocupa el territorio nacional y se expande por la Sierra y la Costa. Su principal medio de subsistencia era la caza, pesca y recolección de frutos, actividades características de los grupos nómadas organizados en hordas o bandas.
Posteriormente inicia el periodo formativo que comprende la historia del Ecuador desde el 4000 a.C. al 300 d.C. Este período se caracteriza por el desarrollo de un nuevo estilo de vida alrededor de la producción de alimentos, es decir, la agricultura. Al final del período Formativo se produce una gran expansión de los grupos humanos que habían adoptado el modo de vida aldeano. Las culturas sedentarias residían en poblaciones permanentes, y al final de este periodo aparecen por todas las tierras bajas de la Costa, Sierra y Amazonía.
El periodo siguiente es el desarrollo regional que se da desde el 300 d.C. al 700 d.C. Este se caracteriza por una organización social basada en una sociedad estratificada en función de la especialización del trabajo y de las actividades de gobierno. Los grupos humanos se organizan en Señoríos Étnicos, regidos por autoridades relacionadas directamente con la religión. También inicia el desarrollo de la Astronomía y la creación del calendario agrícola, así como el estudio de Medicina.
Continúa nuestra historia con el periodo de integración, desde el 800 d.C. El territorio del actual Ecuador consta de unidades políticas de gran extensión territorial, organizadas bajo el sistema de Cacicazgos. Se da el control de centros urbanos, religiosos, y productivos en función del dominio del territorio, a veces por medios bélicos, por ello las guerras civiles para lograr el control local. Se desarrolla una arquitectura ceremonial y funeraria que se verá reforzada en el periodo Inca.
El periodo Inca es relativamente corto, inicia en el 1480 d.C. En él se produce el desarrollo de centros urbanos de características megalíticas, es decir, urbes al estilo inca imperial. Conjuntamente se construye en este periodo de expansión, una gran infraestructura vial, militar y ceremonial que va aglutinado los conocimientos ancestrales de los andes y adaptándolos a los rasgos sociales del imperio. El pueblo conquistador impone una religión panteísta, heliolátrica (centrada en el culto al sol) y de carácter obligatorio como religión oficial en todo el territorio del actual Ecuador que tenía mayoritariamente una religión politeísta. La nueva religión estaba fuertemente relacionada con la astronomía y manejada por una clase sacerdotal ligada al Estado.
La Arqueología de estos periodos de tiempo es la
evidencia de las huellas del pasado que representan no sólo un valor
estructural y arquitectónico, también han permitido conocer la
cosmovisión ancestral y la idiosincrasia de nuestros antepasados, cuyos
rasgos básicos se conservan en muchas de las etnias locales.
crédito: patriciotamariz
En la región costa de Ecuador encontramos sitios de gran
interés para la comunidad científica y arqueológica que merecen ser
conocidos por el turista. Entre ellos tenemos el asentamiento de La Tolita, los hallazgos arqueológicos en la Isla de la Plata y Agua Blanca, el centro arqueológico de Real Alto,
en los que puede visitar hallazgos in situ, una característica única de
la arqueología de la región. También existen restos cerámicos,
habitacionales y hallazgos de enterramientos. En la región Sierra de Ecuador los sitios de mayor interés arqueológico son las Tolas, o montículos artificiales de tierra, y los pucaráes, construidos como palacios o fortalezas militares. La serranía ecuatoriana conserva el legado de las primeras hordas y grupos nómadas del Ecuador en espacios como Chobshy y La Vega. Además en la serranía podrá encontrar los restos de las culturas andinas representativas de nuestro país como los Caras, los Puruháes, los Panzaleos, los Cañaris, entre otros.
La región también está caracterizada por las huellas que dejó la conquista inca, las mismas que se hallan concentradas en las actuales provincias de Loja, Azuay y Cañar, que corresponden al territorio que se incorporó al Tahuantinsuyo. Existen testimonios arquitectónicos importantes, como son las ruinas de la antigua Tomebamba, el centro ceremonial de Ingapirca y otros edificios como Tambo Blanco, Molleturo y Culebrillas.
La Región Amazónica de Ecuador, por otra parte, tiene un desarrollo único, ya que la conquista y expansión tanto de los señoríos locales como del incario, no influyó mayormente en su despegue cultural. Los sitios de mayor interés arqueológico lo constituyen plataformas artificiales, montículos de tierra, centros ceremoniales, habitacionales y petrogrifos. Entre ellos tenemos a La Cueva de los Tayos, y el sitio arqueológico del río Upano, denominado Huapula, que ha atraído a investigadores de todos los rincones del planeta.
El legado socio cultural de Ecuador es bastante complejo. Por ahora el registro arqueológico permite afirmar que el poblamiento de nuestro país se desarrolló por el callejón interandino, y se vio posteriormente complementado con las migraciones menores del Desarrollo Regional, Integración y período incaico.
Los sitios arqueológicos de Ecuador que mayor interés
turístico han despertado por sus posibilidades de acceso son:
Cochasqui, el Museo Arqueológico de Tulipe, Guano, Ingapirca, Tomebamba, Sumpa y Agua Blanca.
Estas riquezas del pasado arqueológico y ancestral del Ecuador, pueden ser apreciadas en el Museo del Banco Central del Ecuador así como en los numerosos y respectivos museos de sitio. Constituyen un extraordinario patrimonio de los ecuatorianos y el mundo.
Estas riquezas del pasado arqueológico y ancestral del Ecuador, pueden ser apreciadas en el Museo del Banco Central del Ecuador así como en los numerosos y respectivos museos de sitio. Constituyen un extraordinario patrimonio de los ecuatorianos y el mundo.
Los seis tesoros arqueológicos más importantes de Ecuador
Un recorrido por los vestigios de civilizaciones ancestrales, que dejaron la huella de su vida cotidiana y de sus ritos y ceremonias, permite conocer el desarrollo y la espiritualidad de estos pueblos.En América Latina, los vestigios de estas civilizaciones se encuentran en varios puntos del continente, enmarcados en entornos naturales maravillosos. Recorrerlos permite intuir el esplendor de unas civilizaciones perdidas en el tiempo.
México, Colombia, Perú, Ecuador son algunos de los países conservan los vestigios de civilizaciones precolombinas como las de los Maya, los Incas y los Aztecas. La ciudad Maya de Tikal, en Guatemala; las majestuosas ruinas de Machu Picchu, en Perú; las ruinas de Chichen Itza, que fuera la capital más importante de la cultura Maya, localizada en Yucatán, México, son algunas de las más representativas del continente.
Ecuador también conserva, en varios puntos de su geografía, los restos y cimientos de importantes civilizaciones preincaicas. Le proponemos un recorrido por las más conocidas y visitadas por arqueólogos y turistas:
Museo de Sitio de Tulipe
Setenta kilómetros al noroccidente de Quito, se encuentra uno de los mayores hallazgos arqueológicos de Ecuador: las huellas de la civilización preincaica de los Yumbos (800 después de Cristo, hasta 1660).
El Museo de Sitio Tulipe, ubicado en la capital del país, Quito, le transportará en el tiempo, concretamente a principios del pasado milenio. Los acueductos, piscinas, tolas, petroglifos y caminos de piedra permiten deducir el enorme legado astronómico, geométrico y arquitectónico que nos dejó la civilización de los Yumbos.
El levantamiento más importante del Museo es un centro ceremonial compuesto por ocho grandes estructuras de roca, vinculadas a los acueductos. Estas estructuras eran utilizadas por los Yumbos para desarrollar ritos purificativos, adorar a dioses y calcular el tiempo.
El entorno natural que envuelve estas ruinas, sus ríos aledaños y diversos senderos conducen a lugares con aire místico, en los que el visitante se sorprenderá con los petroglifos de complejas figuras.
Los senderos de este sitio ancestral han perdurado en el tiempo y, según los arqueólogos e historiadores, fueron utilizados como vías de conexión entre la Sierra y la Costa.
Con una muy didáctica reproducción multimedia, en el Museo de Sitio de Tulipe se relata la historia de la civilización de los Yumbos. El contenido de estos guiones es el resultado de 25 años de investigación sobre la cotidianidad y trascendencia de esta cultura preincaica, de avanzado desarrollo organizativo, espiritual y arquitectónico.
Horarios:
De miércoles a domingo, de 09:00 a 17:00
Costo: Adultos, 3 USD, Estudiantes, tercera edad, niños y personas con capacidades diferentes, 1USD
Ruinas de Cochasquí
El parque arqueológico y de investigación de Cochasqui, ubicado en el cantón Pedro Moncayo (provincia de Pichincha), tiene una extensión aproximada de 80 hectáreas. Situado a más de 3000 msnm, es un perfecto mirador para observar elevaciones como el Cerro Puntas, el Cotopaxi, los Ilinizas, el Pichincha, el Quinche, entre otros.
El sitio conserva una enorme riqueza histórica y cultural, expresada en los vestigios del pueblo preincaico de los Quitu-Cara, que habitó una extensa región desde la Costa hasta la Amazonia, y desde el norte de Pichincha, hasta el sur de Colombia.
Quince pirámides truncas y más de veinte montículos funerarios, un jardín botánico y un museo arqueológico, permiten conocer e interpretar la cultura solar de esta civilización.
Cochasqui, ubicado a 52 km al norte de Quito, es un templo del misterio. Varias teorías sobre lo que pudo haber sido en su momento de esplendor se tejen entre los científicos, arqueólogos e historiadores. Muchos sostienen que pudo haber sido un observatorio astronómico, o una necrópolis. Para otros, se trataba de altares de adoración o de un sitio de prácticas militares. Esto último porque allí se encontraron más de 500 cráneos humanos.
Además de las pirámides y montículos funerarios, muros, terrazas, lagos artificiales, canales, caminos, etc. forman parte del Parque Arqueológico de Cochasquí, que integra también el recorrido del Qhapaq-Ñan (el Camino del Inca).
En el sitio arqueológico existen llamas, zorrillos, lobos, conejos, perdices, tórtolas, cóndores, águilas y pumas. También puede observar la vegetación originaria que incluye árboles como el puma maqui, arrayán, sacha-rosa, capote, aliso, orquídeas, otros. Recuerde que a 15 km. se encuentran las Lagunas de Mojanda y la elevación Fuya Fuya.
Para llegar a Cochasquí debe tomar la Panamericana Norte. En el km 52, a la altura del peaje, deberá tomar el desvío a Cochasquí, también puede llegar desde Mojanda o por Tocachi o Malchingu.
Usted podrá encontrar hospedaje en la ciudad de Otavalo, conocida mundialmente por su mercado y sus artesanías, o en la ciudad de Ibarra.
Horarios:
El parque Arqueológico Cochasquí se puede visitar todos los días del año, de 08:30 a 16:30.
El valor del ingreso a este parque es: USD 3 para extranjeros, USD 1 para nacionales, USD 0,50 para estudiantes y USD 0,20 para niños y personas de la tercera edad.
Las ruinas de Ingapirca
Al sur del Ecuador, en la provincia del Azuay, se encuentran las ruinas de Ingapirca, complejo arqueológico situado en un altiplano de la provincia de Cañar.
Solamente 80 km de la hermosa y cultural ciudad de Cuenca, estas ruinas precolombinas fueron construidas por los habitantes de la cultura Cañar, para ser utilizadas como centro ceremonial y de intercambio de comercio.
Los vestigios de Ingapirka, palabra que significa “muro del Inca”, pudieron haber sido un observatorio del Sol y de la Luna, además de un centro ritual y de estrategias militares, según las interpretaciones científicas. El edificio, de origen Inca- Cañari fue construido por orden directa del Inca Huayna Cápac, durante las guerras de expansión territorial.
El entorno de estas majestuosas ruinas lo conforman los páramos de Curuquinga y Buerán, al este y sur, y la cordillera occidental por el oeste. Se dice que la civilización Cañar eligió estas tierras para construir estos templos que estaban integrados en una ruta que recorrían entre Ecuador y Perú.
Los grandes hallazgos de cerámica de estas ruinas han ayudado a datar ese lugar en los años 500 ac.
Usted podrá disfrutar de estos parajes con una visita de un día y hospedarse en la cultural y hermosa ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad.
Horarios
De Lunes a Domingo 08:00 a 19:00
Costo de ingreso:5 USD
Comuna de Agua Blanca, en Manabí
Ubicada a unos 15 km al norte de la ciudad de Puerto López, en la provincia de Manabí, la comuna de Aguablanca es un centro arqueológico encajado en un hermoso entorno natural.
La comuna es parte del Parque Nacional Machalilla. Vestigios de la civilización de los Machalilla y de la cultura Manteña se encuentran en este terreno, transformado en un museo de sitio.
Ruinas de templos, plazas y viviendas de la cultura manteña (1.500 A.C), así como urnas funerarias, y objetos de cerámica, sobre todo de uso doméstico y ceremonial, pueden observarse en este museo y dan una idea al visitante de lo que fue la vida cotidiana y la cultura de estos habitantes ancestrales.
Al recorrer la rivera del rio Buenavista, se puede descubrir un asentamiento con los restos de templos, plazas y viviendas de la cultura Manteña. Los hallazgos cerámicos salen al paso en todo el camino.
La laguna de azufre es otro de los atractivos de la visita a la comuna. Se trata de una laguna natural con concentraciones de azufre, que emanan de una formación volcánica subterránea. Se dice que estas aguas tienen propiedades curativas.
Complejo de Pumapungo de Cuenca
En pleno centro de la ciudad de Cuenca, en el casco histórico, encontramos un parque arqueológico, construido a finales del siglo XV.
Estas son las ruinas de lo que, según los arqueólogos e historiadores, fue una de las ciudades más imponentes del imperio Incaico. Allí se encontraban el Templo del Sol y un templo de vírgenes del Sol. También formaba parte de este complejo el templo de Tomebamba.
Durante los trabajos realizados en las dos últimas décadas, se recuperaron diversas piezas de cerámica, metal, conchas y huesos, que se pueden apreciar en el museo de sitio y que hablan de una organización compleja y desarrollada.
En este lugar se asentó la ciudad de Tomebamba, que fuera destruida antes de la llegada de los conquistadores españoles, quienes después levantarían sus iglesias sobre las piedras de los templos indígenas. Se dice que esta ciudad fue cuna del hijo del Inca Hayna Cápac y que esta condición le valió convertirse en un espacio sagrado.
En el Parque Arqueológico de Pumapungo se puede observar también la entrada a un túnel de treinta metros de largo. Los estudios determinan que este sirvió de mausoleo y que simbolizaba el mundo de los espíritus. Todo ello, como parte de la cosmovisión compleja y profunda del pueblo que habitó lo que ahora constituye el complejo arqueológico más importante del país.
Si lo visita, usted podrá alojarse en la hermosa ciudad de Cuenca, construida con las mismas características que la ciudad de Cuenca en España.
Horarios:
De Lunes a Domingo 08:00 a 19:00
Costo de ingreso: 5 USD
Rumicucho, en la mitad del mundo
“Rincón de piedra”. Ese es su nombre en Qichwa: Rumicucho. Estas ruinas arqueológicas, ubicadas al norte de la ciudad de Quito, nos ofrecen una clara visión de lo que fue un templo dedicado al Dios Sol.
Desde su privilegiada ubicación, en una colina desde donde se puede apreciar el cerro de La Marca y el volcán Cayambe, que forman una línea horizontal este – oeste, lugar exacto por donde atraviesa el Sol en su equinoccio.
Se cree que Rumicucho fue uno de los templos más importantes de adoración al Astro Rey. Con una extensión de más de 300 m. de largo por 75 de ancho, está formado por cinco terrazas de piedra en forma piramidal.
Durante los enfrentamientos entre los pueblos nativos y los Incas, este lugar sirvió como estructura militar de apoyo y logística, debido a su estratégica situación. De ese uso quedan, como huellas, caminos, puentes y tambos; construcciones que, según la historia, también fueron utilizadas como un fuerte militar Inca.
Rumicucho es un lugar de encanto, con maravillosas vistas, en el que usted podrá aprender sobres estos pueblos milenarios y sus tradiciones y valorar el desarrollo y conocimiento de las culturas ancestrales. Todo eso, rodeado de un maravilloso entorno natural.
Los primeros pobladores permanentes del actual Ecuador vivían ya hace unos 12.000 años en estos territorios. Su origen es semejante al de otros pueblos americanos que probablemente llegaron de Asia, cruzando el Estrecho de Bering en épocas aún más remotas y desde allí fueron desplazándose hacia el sur.
Desde el principio los pueblos aborígenes se destacaron por una marcada vocación religiosa que se expresó en la construcción de magníficos centros ceremoniales, como el de Real Alto y los
ubicados en las islas de La Tolita y de La Plata. La alfarería y la metalurgia que alcanzaron un gran nivel de desarrollo artístico y tecnológico vinculado a las prácticas religiosas, que supieron encarnar en impresionantes máscaras y figuras una cosmovisión que se fundó en un profundo conocimiento de la naturaleza y el severo respeto de sus normas.
Dos manifestaciones culturales simbolizan, entre otras, esta etapa: la concha Spondylus Princeps, codiciado fruto del Pacífico oriental, ofrenda ceremonial por excelencia y antecesora de la moneda americana; y, los canasteros o 'mindalaes', intrépidos comerciantes que, por mar y tierra, recorrieron la América precolombina, contribuyendo al intercambio e integración cultural del continente.
Desde el arcaico cazador-recolector hasta los últimos incas, el período aborigen americano se caracteriza por una producción de elementos de cultura material de gran calidad estética, fino tratamiento, exuberante creatividad y desarrollada técnica.
Si bien es verdad que probablemente no existía el concepto del arte por el arte, la sensibilidad estética del aborigen americano es un hecho que puede perfectamente comprobarse desde el más temprano trabajo lítico. Una muestra de este aserto serían por ejemplo: las puntas de proyectil "cola de pez" en que se equilibra la funcionalidad con la belleza (Vista de puntas de proyectil de El Inga), o qué decir de aquellos morteros de andesita y serpentina con modernísimas formas de felinos esquematizados, con colas caladas por medio de la técnica del "corte a piola", de la cultura Valdivia, las estelas funerarias con la misteriosa "Venus de los Cerros" o las singulares sillas manteñas, e incluso las armas las cuales, aunque mortales como los "rompecabezas" o mazas de combate incaicos, fueron trabajadas con armonía.
En la cerámica, desde los más antiguos cuencos con incisiones ungulares que repiten interesantes ritmos secuenciales o las simbólicas "venus" de Valdivia con espectaculares peinados y con clarísima exaltación de sus atributos femeninos. No podemos menos que sorprendernos ante la confluencia de la técnica con la belleza en las magistrales "botellas silbato" de Chorrera o en sus misteriosos cuencos de técnica iridiscente; admirarnos por la abstracción de los diseños de las compoteras negativas del Carchi o el expresionismo de las figuras de La Tolita.
Prácticamente ninguno de los "ismos" del arte contemporáneo se escapa de la polifacética creatividad del ancestral arte aborigen americano: realismo (botella Chorrera-Bahía de dos felinos), hiperrealismo (anciano de La Tolita), abstraccionismo (urna funeraria Napo), cubismo (la divinidad picasiana de La Tolita), constructivismo (orejeras espirales de Milagro Quevedo), arte cinético (máscara con antifaz de La Tolita), arte onírico (caimán con cuatro ojos de La Tolita), etc.
La piedra, la cerámica, la metalurgia, al igual que los trabajos de madera y concha muestran un universo amplísimo de virtualidades estéticas y de profundas significaciones cosmogónicas.
Estas maravillas del pasado indígena del Ecuador, de las cuales se puede apreciar una bellísima selección en esta parte del Museo Virtual del Banco central del Ecuador, constituyen un extraordinario patrimonio histórico-cultural y humano perteneciente a todos los ecuatorianos.
PERIODOS
Hombre Temprano (10000 A.C. a 4000 A.C.)
En la Sierra ecuatoriana, al igual que en otras muchas otras zonas del continente americano, especialmente en terrenos despejados con extensiones de pastizales o bosque abierto donde pastaban manadas de animales herbívoros (planicies occidentales norteamericanas, centro y norte de México, Costa del Caribe, Llanos del Orinoco, Planalto brasileño, Chaco, Pampas del sudeste de Brasil, Uruguay y Argentina, Patagonia y Tierra de Fuego, páramos y punas andinas...), el hombre temprano del Paleoindio se especializó en la caza de animales de mediano (camélidos, équidos y cérvidos) y gran tamaño (mastodontes, llamas gigantes y perezosos terrestres).
Aunque la recolección de vegetales y de animales de pequeño tamaño (insectos y moluscos) constituía un complemento importante a la dieta de estos cazadores especializados, su forma de vida giraba, esencialmente, alrededor de los movimientos y abundancia relativa de los animales de sus potenciales presas.
Para obtenerlas y poder aprovechar eficientemente su carne, piel, huesos, etc. desarrollaron una sofisticada tecnología, especialmente por lo que se refiere en la talla de la piedra para la elaboración de armas de caza y instrumentos cortantes. La talla de la pidra se manifestó en tradiciones diversas, con diferentes técnicas y estilos de trabajo del material y formas de los productos terminadsos, las cuales aprecen en lugares muy distantes entre sí como resultado del movimniento de las distintos grupos humanos, pero también se combinaron en algunos lugares debido al contacto de poblaciones con antcedentes culturales diversos.
Aunque al principio del Holoceno (ca. 10 000 a.C.) se extinguieron casi todas las las presas de gran tamaño, megafauna, en muchas zonas del Callejón interandino persistió, hasta el establecimiento de la agricultura y la sedentarización (posiblemente hasta alrededor del año 2000 a.C.), el modo de vida de los cazadores especializados o Paleoindio.
Otra forma de vida del Hombre Temprano corresponde a los recolectores especializados con dependencia muy secundaria en la caza, la denominada "Arcaico" (10 000 a 4000 a.C.). En estas sociedades, aunque tampoco tenían una residencia permanente, sus movimientos más que estar ligados de sus las presas de caza (esto podía ocurrir esporádicamente o en cierta estación del año) dependía más de la abundancia de ciertos alimentos vegetales en un lugar y momento determinado, o la de moluscos (terrestres o acuáticos) y/o crustáceos, los concentraciones estacionales de peces en un determinado lugar, etc.
Esto, aunque no produjo el asentamientos permanentes si propició una forma de vida con agrupaciones y dispersiones de los grupos familiares ("bandas") de manera estacional, con poblados base donde en una época del año se producían agregaciones de muchas bandas en un lugar determinado donde en aquella época había una especial abundancia de alimentos muy deseados. Estas concentraciones sociales llevaba a producir alianzas, uniones matrimoniales, intercambios la participación en actividades sociales y ceremonias de carácter comunitario.
En algunos casos estos lugares eran también los de los cementerios donde se inhumaban (aunque fuera por segunda vez) a los fallecidos de durante todo el año, y todos tenían la ocasión de disponer de los chamanes y curanderos más prestigiosos cuando éstos no eran de su propia banda.
Con este estilo de vida el disponer de una técnica sofisticada de talla de la piedra era algo de importancia muy secundaria, mucho más importante era el tejido y la cestería para elaborar recipientes para contener granos y nueces, redes para pescar, el trabajo de la madera, la concha o la piedra para producir grandes herramientas con punta que permitiese extraer de la tierra raíces y tubérculos, excavar huecos de almacenamiento, desprender moluscos de la roca o desenterrarlos de la arena, etc.
En Ecuador existieron grupos humanos con este estilo de vida en el litoral del Golfo de Guayaquil y en la península de Santa Elena: la cultura Las Vegas.
Formativo Temprano
(4000 A.C. a 1500 A.C.)
Este período se carecteriza por el desarrollo de un nuevo estilo de vida que giró alrededor de la producción de alimentos, y solo complementariamente por el aprovechamiento directo directa de los bienes que la naturaleza ofrecía.
El cultivo de plantas (horticultura / agricultura) especialmente del maíz, estabilizó o aumentó la capacidad productiva de los pueblos, lo cual dio como resultado una mayor diversificación alimenticia y un aumento en el volumen de consumo. Para producir bienes alimenticios fue necesario invertir la fuerza de trabajo de los individuos identificados como parientes, y además la tierra agrícola debió ser reservado al uso exclusivo de determinada comunidad, condición necesaria para invertir un esfuerzo planificado.
Para asegurar la su defensa y explotación colectiva surgió entonces la estructura tribuna, fundamentada en relaciones de filiación y compromisos de reciprocidad entre las distintas unidades domésticas, como forma de organización general de las relaciones sociales. Se fortalecieron los principios de organización comunal basado en un sistemas de linajes cada vez más diferenciados en términos de su prestancia socioeconómica y religiosa.
La sedentarización fue cada vez más continua y permanente. Para ello se escogió un espacio vital de acuerdo a las necesidades y experiencias históricas, pero en general con cómodo acceso a suelos fértiles, topografía favorable y un clima satisfactorio. El manejo del espacio adquirió un carácter más simbólico con la formación y diseño de poblados con creciente complejidad demográfica y urbana. Incluso se consolidaron "centros ceremoniales" como el de Real Alto (cultura Valdivia).
Se alcanzó un importante avance en los sistemas tecnológico-artesanales que incluyeron: construcción de viviendas para familias ampliada; experimentación con formas de almacenamiento de productos agrícolas y su cocción en recipientes de barro (cerámica); cultivo y aprovechamiento del algodón para confección de vestidos, con ayuda del telar de cintura; artesanías en una variedad de materias primas como huesos de animales para fabricar pequeños artefactos y adornos corporales, paja y otras fibras vegetales para confeccionar canastos, piedras varias para herramientas cortopunzantes, así como artefactos para moler y machacar, y el trabajo de la concha, especialmente la Spondylus, que adquirió un carácter simbólico-ritual y de prestigio social.
Formativo Tardío
(1500 A.C. a 350 A.C.)
Al final del período Formativo Temprano se produce una gran expansión de los grupos humanos que habían adoptado el modo de vida aldeano; es decir, de poblaciones sedentarias que practican el cultivo de la tierra como principal medio de subsistencia y residían en poblaciones permanentes. Aparecen ahora por todas las tierras bajas de la Costa, por la Sierra y por la Amazonía.
Este modo de expansión no se limita a la adopción de un modo de vida y de unas actividades de subsistencia determinadas pues, en amplias regiones (o en una serie de regiones vecinas) es una misma cultura en casi todos los aspectos la que predomina; es decir, ocurre un "horizonte" cultural. Por toda la Costa se extienden sucesivamente dos horizontes, el Machalilla y el Chorrrera (o "Chorreroide"), en la Sierra Centro Norte el horizonte Cotocollao (que penetra ligeramente en la zona de Chimborazo, de la Sierra Centro Sur) y Narrío en la Sierra Centro Sur. Además, ciertos rasgos distintivos de estos horizontes culturales no se limitan estrictamente a su propio territorio sino que influyen en las culturas de las regiones donde no alcanzaron a establecerse. Rasgos de la cerámica Machalilla y Chorrera aparecen en la alfarería Cotocollao y Narrío; cerámica Chorrera de fabricación local ocurre en Imbabura y Chimborazo; rasgos de la cerámica Machalilla aperecen en la de la cueva de Los Tayos, (en la Amazonía Sur).
Hacia el final de su desarrollo (fases 7, 8 y 8a), la cultura Valdivia se extendió ampliamente por la costa ecuatoriana, influyendo además en las etapas iniciales de las primeras culturas aldeanas y agricultoras de la Sierra ecuatoriana: Cotocollao en la Sierra Centro Norte y Narrío de la Sierra Centro Sur. Por otro lado, algunos de sus rasgos distintivos, como las figurillas femeninas de cerámica o "venus", evolucionan para incluir una serie de características relacionadas con la identificación de la mujer con el águila arpía y resaltar de manera más evidente la función reproductora de la mujer con la representación del embarazo, en figuras sentadas y con el cráneo intencionalmente deformado.
Estas características de la figura femenina dominarán en la cultura Machalilla (de 1600/1500 a 1000/850 d. C.) que sucede a Valdivia, en la Costa Exterior principalmente, pero que se extiende por toda la planicie costera y muchos de sus rasgos alcanzan a culturas de la Sierra (Narrío y Cotocollao) y de la Amazonía (Los Tayos), como son las botellas de "asa de estribo" o la pintura roja en bandas o líneas paralelas sobre engobe pulido de color claro.
Posteriormente, con el complejo cultural u "horizonte" Chorrera se produce una gran multiplicación en los motivos iconográficos, en cerámica y otros materiales, lo cual refleja una significativa un ceremonialismo mucho más rico, una complejización en sus relaciones sociales y políticas, así como en su relación con la naturaleza. Se intensifican sus contactos con otros grupos humanos, aún con aquellos situados en regiones lejanas y en pisos ecológicos diferentes (Costa-Sierra-Amazonía, por ejemplo) por medio de una aparente institucionalización de los intercambios mercantiles.
Cotundo
(1000 A.C. a 350 A.C.)
Esta fase arqueológica fue establecida en base a unos restos cerámicos localizados en el río Misaguallí, provincia de Napo. La cerámica de esta cultura es fina y delgada;los recipientes más comunes son cuencos con hombro angular y ollas.
Tayos
(1400 A.C. a 1400 A.C.)
En el sur de la Amazonía ecuatoriana existe un complejo de cuevas bastante extenso localizado junto al río Coangos, primer afluente del río Santiago después que éste se forma por la confluencia de los ríos Zamora y Upano. El Coangos recoge las aguas de las vertientes del sector norte de la cordillera del Cóndor, provincia de Morona Santiago. Esta caverna recibe el nombre de "Tayos" porque en su interior viven varias colonias de pájaros conocidos con este nombre y porque en su canto o graznido parecen emitir un sonido parecido a la voz de "tayo ? tayo"; de manera más común son identificados con el nombre de "guácharos". Este pájaro nocturno, sus huevos y en especial los polluelos son una fuente ancestral de alimentación para el hombre, pues en épocas de crianza son abundantes y están cubiertos por una capa de grasa que les cubre el cuerpo y un aceite que se deposita en el vientre.
Cotocollao
(2000 A.C. a 350 A.C.)
El área de Cotocollao, en la parte norte de la actual ciudad de Quito fue muy favorable para los primeros asentamientos humanos y el desarrollo de la agricultura gracias a su clima suave, temperaturas constantes, lluvias moderadas y suelos fértiles, así como la presencia de dos lagunas, hoy desecadas. El sitio arqueológico de este nombre constituye el asentamiento formativo más importante hasta hoy detectado, para este período, en el valle de Quito y en la Sierra norte del Ecuador; aunque se han descubierto, además otros 80 sitios más de esta tradición cultural a la largo de la meseta de Quito. Se han realizado también hallazgos de objetos de la cultura Cotocollao tan al sur como la provincia de Chimborazo.
Alausí
(1500 A.C. a 400 D.C.)
Los científicos americanos Collier y Murra (1943), en su libro Survey and excavation in southern Ecuador, hacen referencia a una colección de cerámica existente en el convento de las Hermanas Salesas, de Alausí (Chimborazo).
Narrío
(2400 A.C. a 450 D.C.)
Esta manifestación cultural debe su nombre a la colina denominada "Cerro Narrío", situada en la afueras de la ciudad de Cañar (provincia de Cañar), donde existe el sitio más conocido pero, lastimosamente, el más destruido por los "huaqueros" o buscadores de tesoros. Los sitios de esta cultura se extienden, principalmente, por las provincias de Cañar y Azuay, aunque su presencia es también importante en el sur de la de Chimborazo y norte de Loja. Su cultura material muestra relaciones evidentes con las sociedades contemporáneas de la planicie costera (cultura Machalilla y "horizonte" Chorrera) y de la Amazonía, especialmente con la zona de Macas y del río Upano. Tuvo una historia de unos dos mil años, desde la parte media del período Formativo Temprano hasta el final del Desarrollo Regional.
Catamayo I
(1900 A.C. a 350 A.C.)
En la Sierra Sur del Ecuador (parte meridional de la provincia de Loja), la presencia del hombre más temprana conocida hasta ahora corresponde a la cultura denominada "Catamayo", que abarca aproximadamente desde el año 1900 al 350 a.C. Fue localizada en una serie de sitios arqueológicos (Trapichillo, El Tingo 3, Quebrada Los Cuyes I, La Vega y Pucara, entre otros) situados todos ellos en la planicie del fondo del valle del río Catamayo, en las cercanías de la población del mismo nombre (también conocida como La Toma), en el centro de la provincia de Loja.
Mafa
(700 A.C. a 350 A.C.)
Los restos arqueológicos de esta cultura fueron localizados en el sitio C69 (río Santiago, provincia de Esmeraldas), los cuales están ubicados estratigráficamente inmediatamente por debajo de los materiales Selva Alegre a los que anticipa estilísticamente.
Chorrera / Horizonte Chorreroide
(1100 A.C. a 200 A.C.)
La cultura Chorrera o complejo cultural (u "horizonte") Chorrera se expande por casi todo el territorio correspondiente a las tierras bajas occidentales (Costa Norte, Costa Exterior y Costa Interior) de la actual república del Ecuador, y la mitad sur de la costa pacífica de Colombia, lo que demuestra demostrando una adaptación exitosa y un profundo conocimiento de las distintas zonas y nichos ecológicos. Aparecen, además importantes influencias chorreroides en el callejón interandino, tanto en Imbabura como en Pichincha, Chimborazo, Cañar y Azuay.
La sociedad Chorrera alcanzó un nivel de organización social que se caracteriza por una creciente especialización y jerarquización. Pocos sitios monumentales han sido estudiados de esta cultura, pero su abundante y extraordinaria producción cerámica permite reconocer el modo de vida de este pueblo que alcanzó un nivel tecnológico y artístico sin parangón en la arqueología ecuatoriana.
Los rasgos tecnológicos que caracterizan a Chorrera son las botellas silbato que al momento de verter el agua reproducen sonidos específicos de aves y otros animales y los recipientes antropomorfos que destacan personajes en variadas actividades como músicos, contorsionistas, cargadores, aguateros, navegantes, personajes recostados boca arriba o sobre sus espaldas. De estos últimos aprovecharon la posición para ser utilizados a manera de descansa nuca, rasgo cultural que aparece por primera vez en la arqueología ecuatoriana.
Otros recipientes se destacan por la asimetría en su forma ya que semejan un zapato con la punta adelgazada, con la particularidad que en el extremo se ha esculpido un rostro antropozoomorfo de difícil identificación; este es un rasgo estilístico que tiene su origen en la cultura Valdivia; de manera que el recipiente "zapatiforme" tiene antecedentes muy tempranos en América. Otro rasgo tecnológico importante en esta cultura es la decoración iridiscente que al contacto con el agua se destaca el brillo especial de los diseños.
Las figurillas corresponden, en su mayoría a figuras femeninas, con una actitud hierática, desnudas pero con adornos o diseños pintados en incisos en la cara y cuerpo. Llevan una especie de casco a manera de tocado (posiblemente un peinado o arreglo de cabello realizado con pasta de achiote) y orejeras en forma de aro de servilleta. Todas estas características son indicios o expresiones de diferenciación social y especialización en lo simbólico, pues semejan personajes en actitud de meditación o transe chamánico, e incluso, parecen asumir posiciones de yoga y entonación de cánticos sagrados.
En la plástica de Chorrera se destacan además, con un realismo impresionante, las recreaciones del mundo animal y vegetal. El virtuosismo de sus ceramistas les permitió representar ejemplares de la fauna circundante como el jaguar, la serpiente, el águila, el murciélago, mono y el agutí (Dasyprocta sp.) entre otros, así como frutos diversos, los cuales deben ser considerados entre los objetos de más alta nivel artístico de la América precolombina. Estas representaciones faunísticas tienen a la vez la doble connotación de ser creaciones simbólicas o abstracciones culturales que reflejan su particular interpretación religiosa del mundo.
Trabajaron la concha para elaborar adornos tales como brazaletes, collares, orejeras de forma tubular ("de carrete"), pectorales triangulares, demostrando una técnica artesanal que requiere habilidad, conocimiento y especialización. Tallaron adornos especiales o joyas en materiales tan difíciles como el "cristal de roca" o cuarzo cristalizado, obsidiana, turquesa, y soladita.
Machalilla
(1400 A.C. a 700 A.C.)
Machalilla es una manifestación cultural particular que se desarrolló a partir de la cultura Valdivia, aunque se desconocen las causas, la zona geográfica en donde se habría dado el cambio y las características iniciales de esta cultura. Sus aldeas de asentaron a lo largo del perfil litoral y tierra adentro, principalmente en la provincia del Guayas y sur de Manabí; sin embargo existen evidencias de su presencia, en zonas interiores de la Cuenca del Guayas y en el litoral norte de la provincia de Esmeraldas. Además, su influencia, al menos estilística, se hizo sentir también en Cotocollao, Sierra Centro Norte, en Narrío, Sierra Centro Sur, y en la Cueva de Los Tayos, Amazonía Sur.
Cosanga
(1500 A.C. a 1530 D.C.)
La tradición cerámica Cosanga correspondiente a esta cultura amazónica fue inicialmente identificada en sitios de la Sierra Centro Norte, especialmente formando parte de ajuares funerarios, y fue denominada "Panzaleo" por Jacinto Jijón y Caamaño.
Tivacuno ("Tihuacuno")
(500 D.C. a 900 D.C.)
Esta cultura de los primeros siglos del período de Integración se localizó en algunos sitios de habitación antiguos situados en la Amazonía Central, en la margen izquierda del río Tiputini, afluente del Tivacuno, tributario meridional, a su vez, del río Napo.
Yasuní
(50 A.C. a 50 D.C.)
Esta cultura está representada solamente por los vestigios existentes en dos pequeños sitios de habitación situados sobre la orilla sur del río Napo, a tres kilómetros río arriba de la desembocadura de su afluente el Tiputini.
Upano I
(600 A.C. a 400 D.C.)
En la provincia de Morona-Santiago, aguas abajo de la gran curva del río Upano, sobre su orilla izquierda, existe un antiguo complejo monumental denominado "centro ceremonial Huapula". La espectacularidad de la cultura Upano radica precisamente en la construcción de complejos de montículos artificiales alargados de arcilla, de forma rectangular u ovalada, organizados grupos de dos plazas gemelas separadas por una pequeña plataforma intermedia.
Chimba
(700 A.C. a 250 D.C.)
Esta cultura se desarrolló, durante los últimos siglos del período Formativo Tardío y durante todo el de Desarrollo Regional, en la sección del callejón interandino correspondiente a la provincia de Imbabura y al nordeste de la de Pichincha, entre el río Guayllabamba por el sur y el Mira por el norte. La cerámica de la Chimba en sus varias fases presenta tipos cerámicos específicos.
Cumbayá ("Jardín del Este")
(250 A.C. a 300 D.C.)
Los vestigios de esta cultura se han localizado principalmente en el valle de Quito y en las pendientes que lo prolongan hacia el este , hasta el cauce del río Guayllabamba-San Pedro. Aparentemente, también estuvo presente en el valle de Machachi al sur de la provincia de Pichincha.
Mindo ("Nambillo Medio")
(150 A.C. a 400 D.C.)
La cerámica del período de Desarrollos Regional en la parte occidental de la provincia de Pichincha, correspondiente a la cultura Mindo o "Nambillo Medio", es muy poco conocida y presenta rasgos no muy diagnósticos: ollas simples o compoteras de bordes evertidos. Es común el engobe rojo, generalmente en el labio.
Catamayo II (D.R.L.)
(350 A.C. a 400 D.C.)
Durante el período de Desarrollo Regional, en la mitad meridional de la provincia de Loja, se desarrolla denominada simplemente D. R. L. ("Desarrollo Regional de Loja") por el arqueólogo francés Patrice Lecoq (1983)
opinion personal:
los restos arqueologicos fueron encontrados en el pais del ecuador y por eso se le conoce como un pais artesano
fuentes:
http://www.quitoadventure.com/espanol/cultura-gente-ecuador/arqueologia-ecuador/arqueologia-02.htmlhttps://www.google.com.ec/search?q=restos+arqueologicos+del+ecuador&biw=1366&bih=634&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&sqi=2&ved=0ahUKEwiQ1Jb7gLTMAhXEHh4KHQI-ADUQsAQIIA#imgrc=uhsHNxMmdSnaIM%3A